Ibamos con mi esposa e hijo por uno de los pasillos de la Tienda Ross de Sarasota
y lo vimos. Ninguno dijo nada, pero ya sabíamos lo que estábamos pensando: “lo
llevamos”. Nos reímos.
En un rapto
de locura (o no tanto), habíamos comprado éste producto: un “Beverage Dispenser”
de aproximadamente 7 litros.
La idea era ponerlo en valija y si no entraba, en la mano.
Pasaron los días, las compras se iban sumando, y el paquete
cerrado seguía en el baúl de la camioneta. La cosa se estaba complicando…
Finalmente, y para no irnos por las ramas, el producto se
devolvió.
Pero lo interesante del tema es el como.
Llevamos el ticket, el producto y entramos a una sucursal diferente a la de la compra.
Enseguida buscamos alguien que nos pueda
ayudar a la devolución, a donde ir, que hacer. Porque ? vayan un día a Falabella
y luego hablamos.
Al no encontrar a nadie mi esposa se dirijió a una de las cajas. Preguntó.
La respuesta: “come in”. Nada.
No nos cerraba. Encaramos al Sr. de seguridad para que nos
mire el producto, o lo marque, o lo ponga en bolsa, o se lo quede o algo. “Come
in”. Nada.
OK, Come-ineamos. Con el producto en el changuito, sin
pedirnos absolutamente nada, estábamos adentro. Nos fuimos a dar una vueltita… (obviamente mi
esposa algo tenía que comprar).
Llegamos a la caja. Dos filas. Una para compras, la otra
para devoluciones y atención al cliente. A esta última fuimos.
Le entregamos todo y al darle el producto, sin pedirnos ticket
ni nada, le aviso: “es para devolución”. Respuesta: “okei”. Toca botón de la caja,
lo pasa por la lectora y lo deja apoyado detrás suyo. Se descontó el valor del
total de la compra.
WTF !! No no no no no no… me niego… no puede ser tan fácil….
Pedime ticket !! Abrí el paquete !! Fijate si no está rallado/roto/aaaaalgo !! Me
vuelvo loco !! Nada de nada. Pagamos. Nos fuimos. Tan sencillo como eso.
Casualmente, hace unos días, entré con mi mochila a un
Farmacity del microcentro... Entré caminando, me olvidé de la mochila. El de
Seguridad me para, me dice que la mochila debe ir a los lockers. Los pocos que
había disponibles no funcionaban. Vuelvo y le digo: “no funcionan”. Agarra una
bolsa grande, me envuelve la mochila, le pone una especie de precinto, lo firma
y me deja pasar.
Menos mal que para pagar la billetera la tenía en el
bolsillo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario